Comunidad Educativa

Entrevista a Bill Gates

En una entrevista, alguien le preguntó a Bill Gates si había alguien más rico que él.
Él sonrió y dijo: “Sí. Conocí a un hombre que era más rico que yo, aunque nunca lo sabrá el mundo”.

Y entonces contó una historia.

Cuando aún no era famoso ni millonario, Bill llegó un día al aeropuerto de Nueva York.
Quiso comprar un periódico, pero al buscar en sus bolsillos se dio cuenta de que no tenía cambio.
El vendedor, un hombre sencillo, le dijo:
— Lléveselo, es gratis.
Gates se negó al principio, pero el hombre insistió.
— No se preocupe. Se lo doy de mis ganancias. No pierdo nada.

Meses después, le ocurrió lo mismo. Otra vez sin cambio. Y otra vez el mismo vendedor le ofreció el periódico gratis.
— Puede tomarlo. Lo hago de corazón.

Pasaron 19 años. Gates ya era una de las personas más ricas y poderosas del planeta.
Y un día, recordó aquel gesto.
Buscó al vendedor durante semanas, hasta que lo encontró.
Le preguntó si lo recordaba. El hombre respondió que sí, con una sonrisa humilde.

Entonces Bill le dijo:
— Vengo a devolverte tu ayuda. Pide lo que quieras. Lo que esté a mi alcance, será tuyo.

Pero el hombre le respondió algo que Gates nunca olvidó:
— Señor, yo le ayudé cuando no tenía nada. Usted quiere ayudarme ahora que lo tiene todo. Dígame… ¿quién es más rico de los dos?

Ese día, el millonario entendió algo que no se aprende con números.
La verdadera riqueza no está en lo que tienes, sino en lo que das.
Y hay personas que, aún sin dinero, son ricas de alma.
Tan ricas, que son capaces de dar cuando no les sobra nada.
Tan ricas… que no necesitan ser famosas para cambiar el mundo.

 

 

 

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