HERMANO Y HERMANA
(Adaptadas de: Esopo)
Un padre tenía un hijo y una hija, el hijo de muy buena apariencia, y ella de una fealdad extraordinaria. Mientras ellos jugaban un día como niños, por casualidad se miraron juntos en
un espejo que estaba colocado en la silla de su madre.
El muchacho se congratuló de su buen parecer; pero la muchacha se puso enojada, y no podía aguantar las auto-alabanzas de su hermano, interpretando todo que él decía como cosas en contra de ella. (¿Y cómo podría hacerlo de otra manera?).
Ella corrió a donde su padre pidiendo que castigara a su hermano, y rencorosamente lo acusó de que como muchacho, hacía uso de una cualidad que pertenece sólo a muchachas. El padre los abrazó a ambos, y el otorgando sus besos y afecto imparcialmente a cada uno, dijo:
-Deseo que ambos se examinen ante el espejo cada día: tú, mi hijo, no debes estropear tu belleza con una mala conducta; y tú, mi hija, puedes compensar tu carencia de belleza con tus grandes virtudes.
MORALEJA: Siempre debemos respetar las cualidades y defectos ajenos, y no maltratar al prójimo presumiendo de nuestras ventajas.
EL PINZÓN Y LAS PALOMAS
(Adaptadas de: Esopo)
Un pinzón, en su sabiduría, aconsejó a las palomas que cuando ciertas bellotas comenzaran a salir, las alejaran de la tierra y así no pudieran crecer. Ella dijo que las bellotas producirían un fruto, del cual un veneno irremediable sería extraído y por el cual ellas serían capturadas.
El pinzón después les aconsejó que desenterraran las semillas del lino, que los hombres habían sembrado, pues era una planta que no les presagiaba nada bueno. Y, finalmente, el pinzón, viendo acercarse a un arquero, predijo que este hombre, estando parado en un mismo sitio, lanzaría dardos armados con plumas que volarían más rápido que las alas de ellas mismas.
Las palomas no dieron crédito a estas palabras de advertencia, y más bien pensaron que el pinzón estaba fuera de sí y dijeron que estaba loco. Pero después, ante los hechos, descubrieron que sus palabras eran ciertas, y ellas se admiraron de su conocimiento y la juzgaron de ser la más sabia de las aves.
De ahí es que parece que ellas lo contemplan como el que sabe todas las cosas, y aunque él ya no les da nuevos consejos, en la soledad lamenta que no siguieran sus anteriores advertencias.
MORALEJA: Nunca se deben de rechazar, sin haberlas analizado serenamente, las recomendaciones de los más sabios.